Antes de crear tu empresa piensa si puedes hacerlo solo o necesitas ayuda. Si te asocias, elige bien a tu compañero.
Poner en marcha tu propio negocio es una aventura que genera incertidumbre y miedo. Por eso es importante sentirse acompañado, sobre todo en los inicios.
Estos temores forman parte de lo que los expertos llaman el vértigo inicial, que, obviamente, es más fuerte en los empresarios noveles. Alejando Suárez, emprendedor e inversor, opina que en los últimos años, y probablemente por influencia de la crisis, ha aumentado la tendencia a buscar un socio: “Hay tan poco dinero para las empresas que empiezan que ante la imposibilidad de conseguir financiación y contratar personal, el emprendedor aglutina como socios a los que, en otras circunstancias, hubieran sido sólo empleados”.
Pros y contras
Los emprendedores reincidentes son más proclives a minimizar el acompañamiento. Según Fernando Trías de Bes, profesor asociado de Esade, el motivo de que no quieran un socio es que han sufrido experiencias negativas en las que han tenido que pelear con su compañero por problemas empresariales de distinta índole.
Por tanto, se tiene que mantener la cabeza fría y pensar con calma por qué necesitas un compañero y, si es así, cómo debería ser.
Hay dos tipos de socios: el capitalista, que aporta dinero y apenas interfiere en el trabajo diario, y el que además de invertir capital trabaja en el negocio. Este último es al que hay que seleccionar con más atención porque va a formar parte del desarrollo y consolidación del proyecto.
Jesús Sánchez, cofundador de Áudea Seguridad, una consultora de gestión de la seguridad de la información, optó por asociarse para crear su empresa. Reconoce que hacerlo solo hubiera sido muy difícil y considera que lo más importante al elegir compañero es que las habilidades y cualidades de ambos se complementen: “Aunque se comparte un objetivo común, cada uno se centra en un área”.
Errores a evitar
Un fallo común es invitar a conocidos, amigos y familiares sin tener en cuenta si pueden aportar valor a la empresa. Trías de Bes recuerda en su obra El libro negro del emprendedor que “un socio es un recurso más. Pero éste tiene además dos salvedades: es el más caro de todos (se remunera con acciones) y es un bien que puede llegar a paralizar tu actividad”.
Tener socios significa compartir. Pero siempre debe haber una persona que lidere el equipo y que tenga la última palabra sobre lo que hay que hacer. Por tanto, antes de lanzar la empresa es vital pactar, de forma muy clara, cuál es la ambición y el objetivo que se persigue al emprender.
En resumen, para evitar futuros problemas, elabora un acuerdo de socios que contemple cuánto se quiere facturar y ganar, a quién te quieres dirigir, cuántos empleados pretendes tener y dónde quieres llegar.
Pacto previo
Lo ideal no son socios al 50% porque se bloquean las decisiones. Es recomendable fijar quién decide sobre cada campo y establecer las reglas de la salida de un socio, teniendo en cuenta sus acciones: si se queda con ellas o se le compran.
Enlace: http://www.expansion.com/2013/08/01/emprendedores-empleo/emprendimiento/1375373832.html
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